jueves

Un cuento dentro del baul

Hoy os contaré un cuento de amor..lo encontré dentro del baul:

Aquel barco navegaba a la deriva. Llevaba varios días sin rumbo, y su único tripulante cansado de tanto navegar estaba sentado en la proa del mismo observando la inmensidad del océano.



Las velas rasgadas debido a un temporal que milagrosamente había sorteado ileso y el único motor que lo podía impulsar inundado de agua le impedía maniobrar el barco, obligándole a estar a merced de los elementos.


Ahora el mar estaba en calma. Solo se oía el agua golpear contra la quilla y el chapoteo de algunos peces que salían a respirar.


Pensativo, con barba desaliñada y la piel quemada por el sol, jugueteaba con un palo dando contra una barandilla.






Que feliz habría sido! Pensaba..ahora tenia la calma que nunca antes habría imaginado, pero le faltaba la acción que antes le daba la vida, la emoción del día a día.


Recordaba cuando decidió montar en su pequeño velero y hacerse a la mar, olvidarse de todo lo que conocía , pero en su afán por olvidar, se dio cuenta de que los recuerdos nunca olvidan y persiguen a su origen.


Quiso huir de la realidad, y la realidad le atrapó en sus redes, quiso huir de su pasado, y este lo envolvió hasta enloquecerlo.


Solo cuando aceptó su vida y pudo enfrentarse a ella, cara a cara, pudo navegar, y disfrutar de la paz del mar.






Después de estar navegando, el destino lo atrapó, y le dejó encerrado en un bucle de desgracias que no le dejaban salir.


Allí sentado, sin nadie que le rescatara, pensaba en donde estaría su otro yo. En su soledad, había tenido tiempo de meditar, de crear su propia realidad.


Imaginaba su nueva vida, llegando al puerto donde le esperaba aquella mujer tan especial llamada Aminta, un nombre que evoca la protección y la pureza,sonriendo por su vuelta.


Si..soñaba..era lo único que le quedaba. Las noches tristes solo eran alegres cuando el sonido de los delfines le acompañaban en sus delirios de encontrar su otro yo.


Tumbado en la cubierta, miraba a las estrellas, y allí, en la constelación de Orión, estaba la mas brillante.


En ella vio la imagen de aquella mujer, de la que estaba locamente enamorado. Lucho por ella y ella por el, pero el trabajo y el destino los separo por un tiempo.


La estrella le recordaba a ella por su brillo, que era como el de una sonrisa alegre, y la aureola de luz su amor..su preocupación.


Que bonito!! Aquel astro le miraba y le decía ..aguanta marinero..pronto saldrás de esta. Una leve sonrisa surcó su rostro. La imagen de ella estaba al cerrar los ojos, y al abrirlos, la luz de aquella estrella le hacía entender que podía alcanzarla.






El mundo no es lo que parece… y en un atisbo de mala suerte, aquel cielo se nubló haciendo desaparecer todas las estrellas.


El mar enfureció, como defendiendo celoso a su amada. Despertando sobresaltado se aferró al mástil con fuerza, mientras la furia del mar lo golpeaba con furia.


De repente una roca partió la nave en dos, quedando agarrado a un trozo de madera, mientras el Dios Neptuno intentaba llevarlo a las profundidades.


En su mano, una foto, la de su destino, en su corazón una estrella, la que perdió en el cielo.


Cuenta la leyenda que los barcos cuando pasan por aquel lugar se sienten algo extraño ,la pasión que dejó aquel marinero en las profundidades del mar por su verdadero amor.

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